EL UNIVERSAL
Washington, EU.- El alcance criminal y transnacional de las pandillas juveniles conocidas como maras es ?bastante limitado?, según un estudio difundido ayer jueves que reconoce, sin embargo, que son un problema social ?cada vez más grande y complejo?.
Adicionalmente, sugiere que en lugar de enfrentar el fenómeno exclusivamente desde un enfoque de seguridad nacional se considere a las pandillas ?un problema social ligado a fracasos estructurales del Estado?.
Las conclusiones fueron presentadas por investigadores encabezados por miembros de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA) -grupo promotor de los derechos humanos y la democracia- y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
El trabajo fue realizado durante un año mediante estudios comparativos de las pandillas en Centroamérica, México y el área de la ciudad de Washington, lugares donde con frecuencia se afirma que las maras constituyen un ?problema cada vez más grave de seguridad nacional?.
?Estas percepciones sobre el crecimiento y gravedad del problema están alentadas por informes con frecuencia sensacionalistas e infundados acerca de la difusión transnacional de la violencia de las pandillas juveniles y de los vínculos entre pandillas y crimen organizado incluido el narcotráfico, terrorismo, tráfico humano y venta de armas?, dice el estudio.
?Pero las investigaciones sugieren que si bien las pandillas son un problema creciente y complejo, su naturaleza transnacional y criminal es bastante limitada?.
La naturaleza transnacional de las pandillas ha provocado llamados de alerta por parte de la Organización de los Estados Americanos y ha llevado a agencias de Inteligencia como el FBI a instalarse en varios países del área de influencia de las pandillas.
El nuevo estudio no proporciona número de integrantes de las pandillas. Pero el FBI ha afirmado que en Centroamérica existirían hasta 130 mil pandilleros, en su mayoría miembros de la Mara Salvatrucha (MS) y la Mara 18 (M18), considerados los más violentos.
Las pandillas son un problema mayor de seguridad pública en El Salvador, Honduras y Guatemala, aunque en cada país ?la naturaleza del problema es diferente?, dijo el nuevo estudio. En Nicaragua y México las pandillas son un problema ?mucho menos grave? que en los otros países del área.
En Washington, donde hay una numerosa población centroamericana, las pandillas compuestas por inmigrantes centroamericanos operan solamente en lugares de riesgo de la ciudad, pero no son un problema crítico de seguridad pública.
OTRAS CONCLUSIONES
Las recomendaciones sobre políticas para enfrentar a las pandillas y seguridad pública deben basarse en el análisis serio de la naturaleza del problema y no en mitos, anécdotas o especulación.
Las pandillas de inmigrantes centroamericanos no son un fenómeno expandido en México.
En El Salvador, Honduras y Guatemala, donde el problema es grave, la respuesta de los gobiernos se ha centrado mayormente en estrategias policiales represivas, lo cual es contraproducente. El estudio muestra que las pandillas mejoran su organización en respuesta a posiciones duras de las autoridades.
El tratamiento del problema debe ser amplio, como se está haciendo en el área de Washington, donde la Policía se involucra en programas de prevención.
También han participado en el estudio miembros de la Universidad Centroamericana, de El Salvador; Universidad Nacional de Colombia; Universidad Centroamericana, de Nicaragua; Centro de Estudios Migratorios, México; California State University, Long Beach, Estados Unidos; Asociación para la Prevención del Delito, Guatemala y Universidad Nacional Autónoma de México.