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Minuto Rotario / RECUPERAR NUESTRO MEDIO AMBIENTE

Dr. Ignacio Méndez Lastra

(Tercera parte)

REFORESTAR UNA PRIORIDAD

¿“Quién más si no los rotarios intentarían una hazaña como la de “Poner Verde el Desierto de Gobi”?, pregunta Sangkoo Yun, ex gobernador del distrito 3650 de Corea.

Sin embargo, eso es exactamente lo que los rotarios coreanos están tratando de conseguir al mantener a Mongolia con áreas verdes, un proyecto comunitario que arrancó desde el Centenario de Rotary en el año 2003 y continúa creciendo. Para prevenir la desertización de partes de Mongolia, los rotarios han plantado más de 100 mil árboles parcialmente crecidos para formar una barrera contra el viento.

Los rotarios y rotaractianos de todos los 17 distritos coreanos viajaron al interior del desierto de Gobi para construir la barrera verde más grande contra el viento, que cubre 196 acres de tierra desolada. Los rotarios también pusieron dos viveros, pozos excavados y remodelados y construyeron ocho millas de alambrado. Una donación compartida de 150 mil dólares de la Fundación Rotaria, diez mil dólares de cada uno de los distritos coreanos y 50 mil dólares del gobierno de Mongolia, ayudó a financiar el proyecto. Los rotarios de Mongolia también ayudaron a plantar los árboles y algunos hicieron donaciones individuales.

Desde que el proyecto empezó, los administradores de la Agencia Coreana de Silvicultura quedaron tan impresionados con el éxito del proyecto en la región del Sur de Gobi que acordaron en ayudar a plantar árboles en Mongolia durante los próximos diez años.

“Para los residentes locales del Sur de Gobi, la barrera contra el viento podría significar la supervivencia de la madre tierra”, señala Yun. “Mi sueño es que algún día y pronto los niños del Sur de Gobi, cuidarán de estos árboles como sus árboles personales de la esperanza y plantarán más árboles conforme sus esperanzas vayan creciendo”.

En otra parte del mundo, otro proyecto exitoso de los rotarios de Nueva Zelanda: confían en los árboles para la supervivencia. En 1991 el club rotario de Pakuranga, Nueva Zelanda, lanzó una fundación benéfica nacional llamada “Árboles Para la Supervivencia”.

El ex presidente de Rotary Bill Boyd natal de esa comunidad, funge como fideicomisario en el esfuerzo de florecimiento, que alienta a los niños en edad escolar, a sembrar plantas de semillero en el salón de clases y sembrarlas en una tierra designada que requiere de árboles para ayudar a prevenir la erosión de la tierra, mejorar la calidad del agua e incrementar la biodiversidad.

El fideicomiso de los árboles para la supervivencia, empezó en Australia y se volvió a desarrollar en Nueva Zelanda. Los patrocinadores locales donan las cajas para plantar los árboles. Entonces un club rotario local proporciona las plantas de semillero, la mezcla para la siembra y otros materiales. Los niños siembran las plantas de semillero en recipientes individuales y las alimentan durante un año, hasta que estén lo suficientemente grandes para ser sembradas en el exterior.

Las plantas de semillero siempre son nativas al área en la que serán sembradas, de acuerdo con el ex presidente Boyd. Los consejos regionales identifican los lugares en donde hay erosión o bien en aquellos sitios en donde la calidad del agua se ha deteriorado; así los niños que sembraron las plantas, salen a una expedición de un día para sembrarlas. Si siembran las plantas en la tierra de un granjero privado, el granjero debe estar de acuerdo en separar con una valla la propiedad hasta que los árboles hayan crecido lo suficiente.

El éxito del proyecto es tal que la única limitante es la habilidad del fideicomiso de los árboles para la supervivencia del apoyo administrativo.

Nuestra región formando parte del gran desierto de Chihuahua y con la erosión tan acelerada que ha sufrido en los últimos 100 años por la falta de agua, de árboles y pastizales; debería de tener un programa de reforestación conurbado a largo plazo, que le permita mejorar la calidad de vida de nuestro ecosistema, disminuir el calentamiento de la superficie terrestre, evitar la polución hacia la atmósfera por las tolvaneras tan importantes que sufrimos y minimizar los contaminantes industriales, especialmente el plomo, el arsénico y ahora el cadmio, que al parecer llegaron para quedarse.

Un gran reto para todos los habitantes de esta región, especialmente para nuestras autoridades, directores de Ecología, ambientalistas y organizaciones no gubernamentales con interés en mejorar la vida en su comunidad.

“COMPARTAMOS ROTARY”.

nacho1948@hotmail.com

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