(Primera parte)
MENSAJE DEL SR. OBISPO POR EL CENTENARIO DE TORREÓN
Hemos pasado en estas últimas semanas con algunas diferencias y desencuentros en varios niveles de nuestra vida política y social de la ciudad, que no nos deben alarmar ya que son producto del desarrollo de una comunidad con una vida más democrática y participativa y que esperemos nos lleve a mejores planos del actuar político.
Reproduciré en dos partes el Mensaje u Homilía que con motivo de los inicios de los Festejos del Centenario de la ciudad de Torreón, nos dirigió nuestro Sr. Obispo, don José Guadalupe Galván Galindo, con su gran experiencia pastoral y enfoque teológico, enalteciendo sobre todo el valor de la paz.
“El desierto se convertirá en un vergel y el vergel en un bosque. En el desierto vivirá la justicia y en el vergel el derecho. El fruto de la justicia será la paz y el derecho traerá calma y tranquilidad perpetua. Y mi pueblo disfrutará de los beneficios de la paz y vivirá en moradas tranquilas”.
“Con estas palabras tomadas del libro del profeta Isaías, abrimos esta noche, queridos hermanos y hermanas, nuestra solemne y gozosa acción de gracias Dios por el inicio de los festejos del Centenario de Torreón”.
“El desierto se convertirá en un vergel...”. Ésta es la promesa del Dios generoso y providente, del Señor dueño de la historia, del Padre amoroso que no hace distinción alguna de personas. Por eso, nuestra acción de gracias la realizamos con humildad, sin rivalidad de ningún tipo, reconociéndonos como una gran familia a la que Dios ha querido regalar esta tierra maravillosa que, con su ayuda y el esfuerzo de muchos hombres y mujeres de ayer y de hoy, se ha convertido en un vigoroso vergel. Hoy nos mueve un profundo sentimiento de gratitud que, mientras hace el recuento de los dones recibidos, contempla la tarea que aún falta por realizar y se prepara para seguir adelante, con la mano en el arado sin mirar hacia atrás.
Por eso, con gran cariño les saludo a todas y todos. A las autoridades estatales y municipales y sus distintos equipos de colaboradores. A los integrantes de todas las comisiones que forman el Patronato del Centenario de Torreón. A los miembros de los distintos grupos de la sociedad civil, organismos, empresas, cámaras y clubes de servicio.
En fin, a todas las personas de buena voluntad que, seducidas, cautivadas por el aniversario del primer centenario de nuestra ciudad, han querido hacer un alto para contemplar el camino recorrido y vislumbrar el retador futuro que aún nos falta construir.
De una manera muy especial quiero dirigir un saludo fraterno, respetuoso, cordial y cálido a mis hermanos representantes de las iglesias cristianas con quienes la Iglesia Católica ha compartido, a lo largo de los casi 100 años de la vida de nuestra ciudad, la esperanzadora y gozosa tarea de sembrar en estas tierras laguneras la semilla del Evangelio del Señor Jesús, que es vida y salvación de la humanidad entera.
Bienvenidos muy queridos hermanos presbíteros representantes de la iglesia presbiteriana en Torreón. Bienvenidos queridos hermanos presbíteros representantes de la Iglesia Bautista en Torreón. Bienvenidos queridos hermanos presbíteros de la Iglesia Metodista en Torreón que cumple también 99 años de presencia en esta ciudad. Bienvenido querido hermano pastor de la Iglesia de Cristo.
Con el mismo afecto, respeto y cariño, saludo a los hermanos y amigos musulmanes representantes de la Mezquita Suraya de Torreón, única en el territorio nacional. A todas y todos muchas gracias por su participación en esta fiesta litúrgica de la Cena del Señor, en la que Jesús pidió la unidad de todos los que creen en Él.
Sumándonos gustosamente a la iniciativa de la sociedad torreonense, hoy queremos juntos abrir la puerta de esta otra dimensión de los festejos del Centenario. Y lo hacemos volviendo la mirada al Dios en quien todos creemos.
Los festejos con motivo del Centenario de nuestra ciudad nos ofrecen una magnífica oportunidad para preguntarnos: ¿Qué es Torreón? ¿Quiénes somos los que la habitamos? ¿Quiénes han construido y siguen construyendo esta bella ciudad? ¿Cuál es nuestro rostro? ¿Cuál es nuestra identidad?
Para responder auténticamente a estos cuestionamientos tenemos que ir a nuestros orígenes. Recorrer este camino nos ayudará a contemplar con mayor claridad el futuro que en el momento presente debemos seguir construyendo.
El Centenario de Torreón nos exige volver la mirada a Dios. Sin duda alguna Él ha estado presente a lo largo de la historia de nuestra ciudad. Él se encuentra en el sustrato último de nuestra identidad lagunera y torreonense. Él, el Dios de la esperanza y de la vida, de lo nuevo que vence lo antiguo y caduco. Él, el Señor que transforma el desierto en vergel, ha conducido los pasos de los grandes y sencillos hombres y mujeres que pusieron las bases de lo que hoy somos”.
“COMPARTAMOS ROTARY”.
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