Tengo un joven amigo de 80 años. Es pintor y se llama Alfonso Gómez Lara.
Hace algún tiempo Alfonso presentó una exposición de óleos y acuarelas. Poco días después lo visitó en su casa una señora que le llevaba un canastillo con dulces saltilleros.
-Sufrí cáncer de mama -le contó-, y me extirparon un seno. Ya voy en vías de recuperación. Estuve en su muestra, vi sus cuadros y sentí ganas de vivir. Por eso le traigo este regalo.
Creo que esa señora descubrió la verdad última de la belleza. En efecto, el arte del arte es ése: hacer que la gente sienta ganas de vivir.
¡Hasta mañana!...