Me habría gustado conocer al conde de Romanones.
Era jefe del gobierno en España, y solía celebrar las juntas con su consejo de ministros en las bancas de los jardines públicos. Decía:
-Quizás así no olvidaremos que nos debemos al pueblo, y que por eso hemos de gobernar para él.
Me habría gustado conocer al conde de Romanones. Sabía que a los políticos de todos los tiempos y todos los países les hace falta siempre una buena dosis de parques y alamedas.
¡Hasta mañana!...