En mi casa se recibió ayer un aviso: la primavera ya viene por ahí. El anuncio llegó envuelto en un alcatraz. De pronto la alba flor alzó su copa en el jardín e hizo un temprano brindis por aquella muchacha linda y joven cuyos pasos se empiezan a escuchar.
La primavera es la pascua florida del mundo. Es la resurrección que augura todas las resurrecciones. La primavera es la más clara y cierta demostración teológica de la vida perdurable. Este alcatraz dice más cosas sobre Dios que todas las que escribió Tomás de Aquino en su copiosa Summa..
Yo miro la enhiesta flor y veo en ella un símbolo de la vida que regresa. Cuando llegó el invierno las flores se marcharon. Ahora empiezan a volver. El alcatraz, que tiene vaga forma de clarín de arcángel, proclama urbi et orbi el retorno de las flores, esas efímeras mensajeras de la eternidad.
¡Hasta mañana!...