En el amanecer este jardín parece una pintura de Hokusai. El duraznero y el chabacano han florecido al mismo tiempo. Las flores de aquel árbol son de color de rosa; las de éste son blancas como la luz del día.
Yo temo por la belleza del cuadro que ahora miro a través de la ventana. Esta temprana primavera es ilusoria: aún estamos en invierno, y el invierno suele guardar alevosías. Si repentinamente cae la helada, si llegan los fríos marceños, implacables, estas flores que ahora son ya no serán.
Pero sucede que la mañana es demasiado hermosa para pensar en esas amenazas. Ahora brilla el sol y la belleza triunfa. ¿Quién se acuerda de las perfidias del invierno? Sobre el azul del cielo la flor color de rosa y la flor blanca dicen al mundo su canción.
¡Hasta mañana!...