Doña Balbina es viuda y es anciana. Vive sola en el jacal más pobre que hay en el caserío. Tiene unas cuantas gallinas y un solar pequeñito donde cultiva sus verduras.
Las vecinas, que la quieren bien, le llevan a veces "un taquito", o sea una porción pequeña de lo que han hecho para la comida. Ella les da las gracias: "Ustedes son mi divina providencia", dice.
Hace unos días llegó al rancho una trabajadora social. Supo de doña Balbina y fue a visitarla. Le ofreció:
-Creo que puedo conseguirle una ayuda de 300 pesos al mes. ¿Le serviría ese dinerito?
-Claro que sí -respondió ella-, y por él le doy las gracias. Así tendría yo algo para dar a los pobres.
Doña Balbina es una pobre muy rica. Cuántos ricos hay que son muy pobres.
¡Hasta mañana!...