Me habría gustado conocer al bululú.
Palabra hermosa es ésta, y sirve para nombrar un bello oficio. El bululú era un actor que en los antiguos tiempos iba de pueblo en pueblo representando pequeñas farsas y comedias. Él mismo hacía todos los personajes de la obra, para lo cual cambiaba en modo instantáneo la voz, el gesto y la actitud, de tal manera que parecía ser al mismo tiempo muchos hombres y mujeres.
Me habría gustado conocer al bululú. Sabía que el gran mundo del teatro es la representación del gran teatro del mundo, y que cada actor y cada actriz -esos sagrados oficiantes del rito eterno de la escena- son al mismo tiempo todos los hombres y todas las mujeres que en el mundo hay.
¡Hasta mañana!...