Por esta sola vez, y sin que el caso siente precedente, el señor Cantalarrana asume el papel de un ciudadano preocupado.
Al señor Cantalarrana le inquieta la corrupción de los políticos. Piensa que es la causa de los problemas que sufre la Nación.
Pero el señor Cantalarrana defrauda a sus socios. Engaña a sus clientes. Les escatima el pago a sus proveedores. Niega el salario justo a sus trabajadores; les quita prestaciones; les regatea el pago de sus utilidades.
El señor Cantalarrana no piensa que hace mal. Piensa que hace negocio.
Y se preocupa, se preocupa mucho el señor Cantalarrana. Pregunta con voz grave:
-¿A dónde irá a parar este país con tanta corrupción?
¡Hasta mañana!...