Había una vez un triángulo amoroso.
Y había también un círculo vicioso.
Un día se encontraron e hicieron amistad. Y me da mucha tristeza tener que decir lo que pasó: el triángulo amoroso se hizo vicioso, en vez de que el círculo vicioso se hiciera amoroso.
¿Habrá que concluir por esto que el vicio puede más que el amor, o que es más poderoso el mal que el bien? No. La única conclusión que se debe sacar de este relato es que el triángulo amoroso no era suficientemente amoroso.
Si lo hubiera sido todos los círculos viciosos que hay en el mundo -y hay muchos- no habrían podido nada contra él.
¡Hasta mañana!...