El padre Soárez dijo a Cristo:
-Señor, quiero tener un encuentro contigo. Dame un lugar de cita para hallarte. Antes los hombres te buscaban en el desierto: se apartaban del mundo e iban a buscarte en medio de la soledad. ¿En los desiertos es donde te encontraré? Otros subieron a la más alta cima de los montes, y cerca del cielo sintieron tu presencia y escucharon el eco majestuoso de tu voz. ¿Debo subir a una montaña para verte? Otros, en fin, te buscaron en los templos. ¿Ahí te podré hallar?
-No -respondió al padre Soárez el Señor-. Yo también quiero tener un encuentro contigo. Pero no me hallarás en la soledad, en las alturas o entre las paredes de los templos. Un lugar de cita seguro te daré. Búscame en los demás hombres. Ahí me encontrarás. Ahí te encontraré. Ahí Tú y yo, Dios y hombre, nos encontraremos.
¡Hasta mañana!...