HISTORIAS DE LA CREACÖN DEL MUNDO
Adán, desesperado, daba manazos en el aire a diestra y a siniestra para espantarse las tercas moscas que en torno de él revoloteaban.
-¡Caray, Señor! -dijo por fin muy irritado a Dios-. ¿Por qué hiciste a las moscas? Nos molesta su continuo bordoneo; nos molesta su monótono zumbar; nos molesta su paso sobre los alimentos; nos molesta la empecinada necedad con que se obstinan en los cristales de la ventana; nos molesta la tozudez con que nos siguen y se nos posan en la nariz, en la mejilla, sobre el cuello... ¿Por qué hiciste a las moscas?
-Mira -le respondió el Señor-. Alguna vez los naturalistas encontrarán una explicación, y pondrán a la mosca en algún eslabón de la cadena de la vida. Pero aquí entre nos te diré la verdad: hice a las moscas para que los hombres aprendan que no hay nada perfecto, ni siquiera la obra del Creador.
¡Hasta mañana!...