El maestro de Lógica le dijo a uno de sus estudiantes:
-Voy a hacerte una pregunta. Si la contestas aprobarás el curso. ¿Qué es un silogismo?
-Es un ícono bizantino -respondió el muchacho sin vacilar.
-Te equivocaste -le dice el profesor-. Un silogismo es un argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos. Estás reprobado.
-No debo estarlo -replica el estudiante-. Usted me dijo: "Voy a hacerte una pregunta. Si la contestas aprobarás el curso”. Yo la contesté. Usted no dijo que la contestación debía ser correcta.
Desde el punto de vista de la lógica racional el muchacho tenía la razón. Sólo que más allá -o más acá- de la lógica racional está esa lógica de lo razonable que es el sentido común. El letrero en una estación decía: "Se prohíbe entrar con perros al andén”. Un individuo entró con un león. "No es un perro” -dijo al guardia. Racionalmente estaba en lo cierto; razonablemente estaba equivocado.
Yo no soy racional. Si lo fuera la vida se me haría imposible. Aspiro a ser tan sólo razonable. Eso es mejor.
¡Hasta mañana!...