HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
La serpiente ofreció a Eva la manzana, y la mujer comió de ella.
Enseguida Eva ofreció a Adán el fruto prohibido, y el hombre comió de él.
Era astuta la serpiente, y siguió ese orden porque supo que Adán no habría caído primero. Él necesitaba una tentación mayor que la manzana.
Ahora la manzana ya no tienta a Eva.
Pero Eva sigue todavía tentando a Adán.
Éste es el cuento de nunca acabar.
Afortunadamente.
¿A quién debemos agradecerle el cuento?
¿A Dios o a la serpiente?
¡Hasta mañana!...