San Simeón el Estilita decidió vivir en lo alto de una columna. Así, pensó, se alejaría del mundo y no caería en ninguna de las tentaciones en que los hombres caen.
Al principio no era muy alta su columna: se alzaba apenas un metro sobre el suelo. Pero conforme pasó el tiempo San Simeón hizo que su columna fuese más alta cada vez, pues quería estar más y más cerca del cielo.
Cuando murió San Simeón el Señor le volvió el rostro y no lo quiso recibir. Le dijo:
-Creíste que te acercarías más a mí al alejarte de los hombres. Pero mientras más te apartabas de tu prójimo más te alejabas de mí.
Demasiado tarde conoció su error San Simeón. Demasiado tarde supo que nadie llega a Dios sino a través del hombre.
¡Hasta mañana!...