Me habría gustado conocer a Calvin Coolidge... Presidente de Estados Unidos de 1923 a 1929, tenía fama por su laconismo: como buen yanqui de Nueva Inglaterra, era difícil sacarle una palabra. En cierta ocasión quedó al lado de una señora en un banquete. Le dijo la mujer:
-Aposté, mister Coolidge, a que soy capaz de hacerlo decir dos palabras seguidas.
-Perdió -respondió él con hosquedad.
Me habría gustado conocer a Calvin Coolidge... Sabía este hombre que las palabras que no hemos dicho son nuestras servidoras, mientras que las palabras que ya dijimos son nuestras dueñas y señoras. Cuanto menos hablemos menos servidumbres tendremos que cumplir. El que ha callado puede hablar todavía; el que ya habló no puede nunca silenciar lo hablado.
¡Hasta mañana!...