HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Cuando el Señor terminó de crear los cielos, llamó a su Hijo para mostrarle el fruto de su creación.
Desde lo alto de una montaña contemplaron los dos la inmensidad del cielo. A sus pies se abría la vasta bóveda plena de arreboles y celajes. Movidas por el viento las nubes dibujaban fantásticas figuras y allá en el horizonte los cielos y la tierra se confundían en todos los tonos del azul.
Las maravillas celestiales asombraron al Hijo y lo dejaron por largo tiempo sin palabras. Por fin abrió los labios y de ellos salió la alabanza de los cielos. Describió sus bellezas una a una y dio gloria al Creador por su magnificencia.
Oyéndose alabar de tal manera el cielo se ruborizó.
Y así nació el crepúsculo.
¡Hasta mañana!...