Variación Op. 109 sobre el tema de Don Juan.
Llegó don Juan a las puertas de la morada celestial, y San Pedro le impidió la entrada. El seductor se sorprendió. Le dijo:
-Pensé que me darías el paso. Fuiste casi tan humano como yo.
Respondió el apóstol de las llaves:
-No te cierran la puerta tus pecados: te la cierra tu falta de arrepentimiento.
Contestó el seductor:
-No puedo arrepentirme de haber amado. Pero me arrepiento de no poder arrepentirme.
En eso las puertas del Cielo se abrieron, y una gran voz se oyó en el interior:
-Que pase.
Así supo San Pedro que el Señor perdona nuestros pecados de amor aunque no nos arrepintamos de ellos, a condición de que sintamos arrepentimiento por no poder arrepentirnos.
¡Hasta mañana!...