Llegas a mí como la lluvia, lenta, y me tomas del alma, y me posees.
Yo dejo que hagas conmigo lo que quieras, y me abandono a ti como a la noche. Y tú caminas sobre mí, y tus pasos no pesan, igual que los de Cristo sobre el agua.
Dime si eres tú o no eres. Dime si no eres tú quién eres. Lo que me digas, eso serás: Dios o fantasma de dios; mujer o fantasma de mujer; fantasma o fantasma de fantasma...
Ahora llueve. Ahora me llueves. Cuando te vayas también me iré. Contigo. Conmigo. Yo no me puedo quedar si tú te vas. Si me quedara nada quedaría de mí.
Llegas a mí como la lluvia, lenta, y así lenta te vas. Yo te sigo como el cuerpo a la sombra. No sé a dónde vamos. Por eso quizá voy.
¡Hasta mañana!...