La gallina fue con el Creador.
-Señor -le dijo-. No vengo en son de queja, pero creo que fuiste injusto conmigo. Me diste menos que a las otras aves. No puedo volar. Mi plumaje es feo. Y me hiciste tan medrosa que los hombres llamarán "gallina" al apocado. Para colmo, tendré que poner huevos. Y eso, Señor, créeme, cuesta mucho trabajo.
El Señor reconoció su injusticia. Le pidió a la gallina:
-Dime qué puedo hacer para compensar mi falta y darte consuelo en tus fatigas.
La gallina, entonces, hizo su petición.
Por eso existe el gallo.
¡Hasta mañana!...