Todavía en el rancho del Potrero los hombres se arrancan un pelo del bigote o de la barba cuando hacen un trato de negocios. Con eso quieren decir que cumplirán su palabra. No necesitan firmar ningún papel: son hombres.
Muy diferente, en cambio, era el sujeto que decía: "Soy hombre de una sola palabra: rájome". Un comerciante de mi ciudad aconsejaba: "Si quieres hacerte rico / en forma reglamentaria, / debes hacerte pa’trás / al menos una vez diaria".
El verbo latino "respondere" tiene parentesco lejano con la voz griega "spondé", que designaba a la libación, ceremonia por la cual quien prometía algo vertía un poco de vino sobre la tierra para significar así que su promesa la hacía ante los dioses. Palabras tan prosaicas como "responder" y "responsabilidad" tienen, pues, un oculto sentido religioso.
La verdad es que todo tiene un sentido religioso. Todas las cosas del mundo son sagradas, aunque no siempre tengamos ojos para ver esa sacralidad.
¡Hasta mañana!...