Me habría gustado conocer a Rafael Cansino-Assens, español, hombre de letras.
Hizo estudios sacerdotales en Sevilla, pero otro sacerdocio lo llamó, el de la poesía, y fue a Madrid. Ahí vivió la vida del escritor, que es muchas vidas. Un joven poeta escribió este recuerdo de Cansino-Assens:
“... Amigos literarios de Andalucía me presentaron con él. Tímidamente lo felicité por un poema que había escrito, sobre el mar.
-Sí -me contestó-. Tengo que conocerlo antes de morir...”.
Me habría gustado tratar a Cansino-Assens. Era capaz de crear belleza aun sin haberla contemplado. Tal es la poesía: acto de pura creación. El poeta es un humano dios, y Dios es un poeta que concibió la imperfecta metáfora del hombre. Eso lo supo Borges, aquel joven poeta que recordaba a Cansino-Assens.
¡Hasta mañana!...