Esta niñita es mi nieta, y tiene siete añitos. Tímida, ruborosa, le dice a su mamá con tono vacilante:
-Mami: ¿me das permiso de que me guste un niño?
Pequeña mía: si en mí estuviera yo te daría permiso de que te gustaran todos los niños. Hubo un tiempo, ¿sabes?, en que a mí me gustaban todas las niñas, y aún recuerdo el gozo que me venía de aquel universal amor.
Al final, hijita, un solo niño será el que te gustará, e irás con él por los caminos de la vida. Espero en Dios que seas tan feliz como han sido tus abuelitos; tan feliz como han sido tus papás. Te lo digo ahora que estoy contigo. Te lo diré también cuando ese tiempo llegue. Entonces, aunque quizá ya no me veas, también estaré contigo.
¡Hasta mañana!...