Suenan como canción los versos de la infantil adivinanza:
"Arca monarca de buen parecer,
que un carpintero no la puede hacer;
sólo Diosito con su gran poder...".
Y surge la respuesta: es la nuez.
Mínimo y hermético, este perfecto cofre guarda dentro de sí la perfección cabal del universo. Ningún ingenio humano, con toda su grandeza, es capaz de crear esta magnificente pequeñez.
En una nuez caben todas las teologías y la ciencia toda. Y caben también el sol, la lluvia, los profundos secretos de la tierra... Por eso formulo ahora un compromiso público: el día que un hombre haga una nuez yo me haré ateo.
¡Hasta mañana!...