Hace unos días fui a dar una conferencia en un pequeño pueblo de la región desértica de mi natal Coahuila.
Al terminar se me acercó una viejecita.
-Todo me gusta de usted, licenciado -me dijo con pausada voz-, menos que sea comunista.
Yo me quedé turulato. De muchas sinrazones he sido acusado, las más de las veces con razón, pero de ésa nunca. Le pregunté:
-¿Por qué piensa usted que soy comunista?
Respondió ella:
-Lo dijo el maestro de ceremonias que lo presentó. Dijo que es usted el comunista más leído de México.
Suspiré con alivio. El presentador había dicho "columnista", y la ancianita oyó "comunista".
Le aclaré el equívoco. Le dije que si no fui comunista antes, cuando había comunismo, menos lo iba a ser ahora que ya no hay. Y entonces fue ella la que suspiró aliviada.
¡Hasta mañana!...