El hombre que tenga un perro debe tener limpio el corazón.
Debe ser bueno, humilde, generoso, noble y leal.
Es cierto: su perro lo amará aunque tenga manchada el alma por el rencor, la envidia, el odio, las ambiciones o la mezquindad.
También lo amará si es malo, soberbio, egoísta, infame y desleal.
Pero el hombre que tenga un perro debe ser bueno y tener limpio el corazón.
Porque el hombre que tenga un perro debe ser digno de su perro.
¡Hasta mañana!...