El padre Soárez charlaba con el Cristo de su iglesia. Le dijo:
-Estoy desolado, Señor. Los papás de un chico de mi parroquia me pidieron que platicara con él, pues tiene problemas de conducta. Pero el muchacho no quiso hablar conmigo. Me dijo que cree en Dios, pero en los curas no.
-Eso no me sorprende -respondió Jesús-. Yo tampoco creo en algunos curas. Y creo que algunos de ellos tampoco creen en mí. No dejes que eso te preocupe: ya es mucha ventaja que en estos tiempos un hombre joven crea en Dios.
El padre Soárez meneó la cabeza.
-Señor -dijo-. A veces no te entiendo.
-Padre Soárez -sonrió el Cristo-. A veces tampoco yo te entiendo a ti.
¡Hasta mañana!...