Me habría gustado conocer a Chang Tsung-Chang.
Fue uno de los últimos grandes generales chinos de la antigüedad. Con mano de hierro gobernó la provincia de Shantung, famosa por sus telas. Chang fue famoso por su gula colosal, su formidable capacidad de bebedor y su insaciable apetito de mujeres. Recibía a los embajadores con una mujer sentada en las rodillas, y les pedía que despacharan pronto pues a la vista estaba que tenía un asunto más importante qué atender. "Si codiciaba a la esposa de un súbdito -dice uno de sus biógrafos- la tomaba, y no escribía luego salmos de arrepentimiento como el rey David. Nombraba al marido jefe de la policía...".
En cierta ocasión Chang hizo desfilar su ejército ante un perrillo pekinés. El general amaba a una mujer, que a su vez amaba al perrillo, y quiso mostrarle así su amor.
Me habría gustado conocer a Chang Tsung-Chang. Sabía lo que sabe cualquier hombre sensato: para el enamorado un capricho de la mujer amada es más importante que todos los ejércitos del mundo.
¡Hasta mañana!...