-¿Con quién colindan las tierras del licenciado Fuentes, don Abundio? -le preguntan al viejo cuidador de nuestro pequeño rancho familiar.
-Colindan con el panteón -responde él.
-Y las tierras del tío Sixto ¿con quién colindan?
-Con el panteón también -replica el campesino.
-¿Y con quién colindan sus tierras, don Abundio?
-También con el panteón -contesta el sabio viejo-. Todas las tierras, todas las propiedades, todas las cosas colindan con el cementerio.
Escucho a don Abundio y me parece oír la voz de Séneca o de Horacio; de algún antiguo filósofo del estoicismo. En efecto: todas las cosas de este mundo colindan con el otro. Y nosotros también colindamos con el cementerio.
¡Hasta mañana!...