Este día cumplo 45 años de novio.
El 27 de noviembre de 1962 invité a salir a una linda muchacha de claros ojos y larga trenza rubia. La había conocido una semana antes, y al verla me enamoré de ella. Le pedí que fuera mi novia, y le dije que pensara bien su respuesta, pues la quería también para que fuera mi esposa.
Ella me dijo que no necesitaba pensarlo. Al decir eso me tomó la mano. De la mano me lleva todavía como se lleva a un niño.
Cada día me vuelvo a enamorar de ella cuando la miro en la mañana. Me ha dado el bien, la paz. Por ella conocí ese don inasible llamado la felicidad.
No hay palabras que alcancen a decir lo que ha sido en mi vida María de la Luz, mi novia.
¡Hasta mañana!...