Me habría gustado conocer a Arnold Schoenberg, compositor alemán.
Escribió un concierto para violín y orquesta. Un músico leyó la partitura y dijo a Schoenberg que tendría que rehacer su obra, pues para tocarla como estaba se necesitaba un violinista con seis dedos.
-Puedo esperar -replicó el compositor.
Me habría gustado conocer a Arnold Schoenberg. Sabía que lo bueno es a veces difícil de lograr, pero que no se le debe quitar lo bueno para volverlo fácil. Es preferible esperar, pues a final de cuentas lo bueno impone su valor por encima de todas las dificultades.
¡Hasta mañana!...