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MIRANDO A FONDO

Víctor G. González Avelar

EL TRAÍDO Y LLEVADO TEMA DE LA Reforma del Estado, ocupa nuevamente la atención de los sectores políticos del país. El mismo presidente de la Mesa Directiva del Senado Manlio Fabio Beltrones, como muchos otros políticos y juristas, tiene también su proyecto.

FUE PORFIRIO MUÑOZ LEDO el que empezó con esta inquietud. Convocó a foros de discusión, promovió mesas de debate sobre los temas y hasta en cenáculos y “capillas” políticas muy exclusivas, el tema se trató como urgente y de impostergable resolución.

LA REFORMA DEL ESTADO se ocuparía de manera especial, de la modernización del poder judicial federal y como consecuencia natural, de los poderes judiciales locales; trataría sobre el cambio de las relaciones entre los contribuyentes y el fisco, y de la manera de recaudar los impuestos para llegar a una más justa redistribución de la riqueza vía gasto publico.

EL TEMA ELECTORAL sería también de capital importancia, muy especialmente en lo referente a la segunda vuelta, el subsidio público a los partidos políticos, y el sentido tema del monopolio que actualmente detentan esos partidos políticos respecto a todos los cargos públicos de elección popular.

LOS MÁS DECIDIDOS piensan que un Congreso constituyente sería el instrumento adecuado para entrarle a este tan delicado tema y que serían las 32 legislaturas locales las encargadas de proponer la iniciativa.

PERO LO QUE REALMENTE subyace bajo esta reforma del Estado, es la generalizada frustración que tenemos los mexicanos por la inoperabilidad y anacronismo de muchas de nuestras leyes instituciones jurídicas, que no han permitido a este país llegar al siglo XXI como una nación moderna, con crecimiento, con justicia social, igualdad jurídica y un reparto equitativo de la riqueza.

LOS LATINOAMERICANOS y especialmente los mexicanos, hemos apostado históricamente a que con más y más leyes las cosas van a mejorar. Que si hacemos nuevas leyes, la justicia se impartirá diáfana y esplendente con igualdad entre pobres y ricos y que la injusticia, la corrupción e impunidad desaparecerán en nuestro país como por arte de magia.

POR DEFORMACIÓN HISTÓRICA los mexicanos seguimos creyendo que con leyes nuevas, haremos también un país nuevo y mejor, y esto no es así tan fácil como muchos creen.

EL GRAN PROBLEMA DE nuestro país desde que nació como tal hace más de 200 años, ha venido radicando en una punto muy simple: en que las leyes vigentes no se respetan y además, en que nadie quiere ni ha tenido la voluntad política de hacerlas cumplir y respetar en sus extremos, con todas sus consecuencias legales, de una manera igualitaria entre todos los mexicanos sin distinción de credo, estatus social o jerarquía económica y política.

PENSAMOS QUE LAS LEYES fueron hechas para que las cumplan los otros, no nosotros, de ahí que de poco serviría cambiar todas las leyes para mejorarlas si, como las actuales, el Estado tampoco las hará cumplir.

CUMPLAMOS PRIMERAMENTE y a cabalidad con las leyes que actualmente tenemos. Para qué una Reforma del Estado, ya con que se haga cumplir por un Gobierno Municipal con el no estacionarse en doble fila nos conformamos.

Comentarios; gaasoc@hotmail.com

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