NUEVAMENTE EL INEFABLE PEJE vuelve a la carga. Como ya se creyó aquella de que es el presidente legítimo de México, ahora ocupa sus tiempos libres para enviar iniciativas legislativas a la Cámara de Diputados, sabiendo perfectamente que los únicos autorizados para hacerlo en los términos de la Constitución vigente, son los diputados federales, los senadores, el presidente de la República y los congresos locales.
PARECE QUE EL TRABAJO de este hombre está encaminado única y exclusivamente a que le vaya mal a México y a su presidente, fundando su proceder en el aforismo político que dice: si le va mal a mi enemigo a mí me irá bien y que al país con sus 105 millones de mexicanos que se los lleve el diablo.
LA ELECCIÓN DE 2006 ya se dio, y como todos sabemos, los resultados fueron sumamente apretados, sin embargo es de hacer notar que de cada tres mexicanos dos votaron en contra de AMLO considerando los sufragios que se emitieron por los candidatos de los otros partidos.
ESTO QUIERE DECIR que los mexicanos resolvieron dos a uno que no lo querían como presidente del país. Esto no le importa a nuestro desbaratado tabasqueño que no ha logrado conciliar la paz en el cuerpo ni la tranquilidad en su alma.
SI A ESTO LE AGREGAMOS su paulatino, pero constante alejamiento de las filas del partido que lo vio nacer; su inminente rompimiento con el joven Marcelo señor de los dineros en el DF; el descrédito que le inflige el famosísima hambre de “Las Ligas” su activísimo operador político y los problemas que le originará en un futuro muy cercano la creación de su propio partido político la turbulencia tropical que puede levantar este señor, seguirá causando daño al país que en estos días difíciles reclama su mayor dedicación a consolidar su economía y enfrentar a la delincuencia organizada.
COMO PAÍS, no podemos darnos en estos tiempos el lujo de distraernos en fuegos pirotécnicos. México está urgido de aplicarse a lo suyo, como crear nuevos empleos, buscar inversiones, hacer caminos, hospitales combatir el narcotráfico etcétera.
LA POLÍTICA DE LA OPOSICIÓN no puede fundarse en que le vaya mal al presidente de la República, sea éste del partido que sea. Esto nos llevaría nuevamente otros seis años sin crecimiento económico con las catastróficas consecuencias que esto conllevaría para todos los mexicanos.
NINGÚN MEXICANO TIENE el derecho de dañar a su país por más legítimas que sean sus ambiciones políticas. Dicen los que de esto saben “que hay tiempos para tirar cohetes y tiempos para recoger varas”. A López Obrador le toca ahora recoger las varas y que deje trabajar a los mexicanos en paz, para que podamos los mexicanos ahora tirar cohetes.
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