LAS NOTICIAS sobre asesinatos, ejecuciones y atentados eran para los laguneros sucesos muy lejanos y ajenos a nuestra vida diaria y cotidiana. En la televisión veíamos, en la radio escuchábamos y en la prensa leíamos de los delitos que el crimen organizado cometía por varios rumbos del país, todos muy lejos de nuestra tierra.
AHORA LAS COSAS han cambiado. No hay día que no tengamos la noticia de un crimen, una ejecución o un atentado pero ya no cometido en Michoacán, Sinaloa, Veracruz, Guerrero o el Distrito Federal. Los crímenes son aquí, en nuestras calles y avenidas o en los campos laguneros.
EL ÚLTIMO Y MÁS significativo fue el lamentable atentado que sufrió Don Carlos Herrera Araluce y su señora esposa, quienes fueron emboscados y baleados por un comando sobre el bulevar Constitución y la calle Rodríguez, en plena zona Centro de Torreón.
ESTE ATENTADO parece ser la culminación de una serie de sucesos previos, como lo fueron los recientes envíos de diversas coronas funerarias a las oficinas policiacas y del Ministerio Público en Gómez Palacio, Cd. Lerdo y Torreón.
PARECERÍA que hemos perdimos el paraíso y con ello la inocencia de que todos disfrutamos y por tanto tiempo en ésta nuestra querida Comarca Lagunera.
UNO SE PREGUNTARÍA: ¿En dónde quedaron aquellas fiestas de Covadonga y de San Isidro de los dos Pedros: Valdez y Aranzaval; la lucha libre en el Gimnasio Giraldo Hierro en donde el Cavernario Galindo hacía y deshacía; las épicas beisboleras del inolvidable Unión Laguna de Martín Digo y el “Chanquilón” Días; el carnaval lagunero que organizaba el Club de Leones, el paseo de las jóvenes bellas por la avenida Morelos, los vasos de cerveza helada en el Salón Alameda, las fiestas de los 50 años de Torreón de doña Carmen Pámanes y tantos y tantos recuerdos que nos remontan a los idílicos tiempos en que desconocíamos el crimen y menos el organizado.
ENTRAMOS PUES de lleno a la globalización la que incluye por supuesto también la criminalidad con todas sus consecuencias pero como van las cosas parece que no terminarán pronto, de ahí que habiendo perdido nuestra comunidad la inocencia y que el destino parece que ya nos alcanzó, tendremos que acostumbrarnos aunque no lo queramos, a los nuevos tiempos.
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