DURA LA PRUEBA que el crimen organizado y su violencia le está imponiendo a nuestra sociedad. Los hechos inéditos que se han venido sucediendo durante estos últimos meses, han cimbrado hasta su base a la comunidad de la Comarca Lagunera.
ESTAMOS EN MEDIO de una guerra que nos afecta a todos y que ha dejado como saldo, hasta ahora, muerte, secuestros y dolor. Las calles otrora tranquilas, se convirtieron en violencia e inseguridad y muchas familias ruega impotentes que no se haga daño a sus seres queridos.
TODOS SABEMOS que el origen de todos estos terribles sucesos no es otro que el mercado creado por los consumidores de estupefacientes, muy principalmente por nuestros jóvenes. Son los consumidores los que han hecho a nuestro país un México inseguro y en donde el crimen se enseñorea.
SON ÚNICA y exclusivamente los consumidores los que han propiciado la muerte y el secuestro de miles de mexicanos inocentes. Son ellos, los que se meten la droga, los que pagan el poder económico del narcotráfico.
LOS OPINADORES se rasgan las vestiduras señalando al narco y al crimen organizado como los únicos responsables de los males que aquejan a nuestro país. La afirmación no es exacta.
DÍGAME USTED ¿quiénes son los que financian la corrupción de policías y autoridades? ¿Analice usted quiénes son los que pagan a los sicarios asesinos? ¿Quiénes son los que dan el dinero para que el crimen pueda comprar las armas y la tecnología que usa para asesinar y secuestrar militares, policías, funcionarios y ciudadanos?
LA REALIDAD es que todo esto lo viene pagando el consumidor de la droga. De ahí que el problema no sea únicamente del narcotráfico que finalmente es una de las puntas del problema. La otra punta son los consumidores.
UN NARCOTRÁFICO sin consumidores sencillamente no podría existir. Sin el enorme poder económico que proviene de lo que pagan los consumidores para atender a su enfermedad, se genera el poder que pretende aplastar a nuestro México.
EL HECHO DE QUE NO EXISTA el crimen organizado de traficantes de bebidas alcohólicas ni en la venta de cigarros, es por la sencilla razón de que no está prohibida su producción, su transporte ni su venta. Cuando en los veintes del siglo pasado se prohibió la venta y producción de bebidas alcohólicas en los EU, automáticamente surgieron los “gansters” con toda su violencia y poder económico. Derogada que fue la Ley, desaparecieron de manera automática crimen y violencia.
MIENTRAS EL ESTADO siga obligando al consumidor a recurrir y pagar en un mercado criminal la obtención del satisfactor a su enfermedad, este asunto no tendrá ni para cuando acabarse.
LA REINA DE LAS leyes de la economía es muy sencilla: Si existe demanda siempre habrá oferta, y si además la oferta está prohibida, pues mucho mejor, miel sobre hojuelas para los vendedores.
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