CUANDO LUIS SPOTA escribió por los años cincuenta del siglo pasado su exitosa novela Casi el Paraíso, trató de reflejar el estilo y la buena vida que se deban los ricos, los banqueros, políticos y la burguesía en general de la Ciudad de México.
EN LA NOVELA, Spota con un gran talento y apreciación crítica, hacía una minuciosa descripción de los caprichos y de la manera y forma de cómo gastaba su dinero, aquella incipiente burguesía nacional el más nuevo producto de la que fue la Revolución Mexicana. Narró con su reconocido talento los excesos, caprichos, peculiaridades y ambiciones como clase social.
PERO EL NOVELISTA SE QUEDÓ CORTO. Si don Luis Spota viviera en estos tormentosos tiempos, se hubiera muerto de nuevo al conocer los ingresos de los nuevos “padres conscriptos” mejor conocidos como Diputados Federales.
PARA QUE NUESTROS lectores se den un pequeño entre, como dicen los chavos, me propongo desmenuzar los ingresos de estos nuevos padres de la patria, que si viven en el paraíso, no casi en el paraíso como lo dijera Spota.
COMO SUELDO O DIETA MENSUAL los señores cobran al mes la bonita cantidad de $76,756.00 pesos: a esto habrá que agregarle la cantidad de $44,025.00 pesos más por concepto de “asistencia legislativa”? y también $27.500.00 pesos por concepto de “asistencia ciudadana”. Todo esto nos daría un total de $148,447.00 pesos.
A LO ANTERIOR habría que agregar la asistencia médica que por concepto de pago de prima de seguro es de $100,000.00 pesos al año por legislador (¿Quién haría este negocio?), más pago de gastos médicos no cubiertos por la compañía de seguros Metlife México y que representó en el año un promedio aproximado de $10,000.00 pesos por legislador.
LOS SEÑORES LEGISLADORES tienen además, un suave sistema de préstamos de hasta $300,000.00 mil pesos al año con tasa de interés muy diferentes a la que tienen que pagar simples mortales. Como cereza del pastel, les regalan hasta cuatro boletos de avión al mes y ya como pilón, están exentos del pago de las cuotas de peaje en las autopistas del país.
COMO SE PODRÁN dar cuenta mis lectores, los señores sí viven realmente en el paraíso, pero en medio de una gigantesca muchedumbre de necesitados. Sobre este punto se podría agregar, que millones de mexicanos viven en el subempleo y los que trabajan, cobrando sueldos miserables de simple subsistencia.
PARA ESOS MILLONES DE mexicanos los sueldos, ingresos y prerrogativas de que disfrutan sus legisladores, se convierten en una afrenta e insulto. Y es que para los millones de pobres que tenemos su precaria situación los ubica en casi el infierno.
PERO PARECE que nadie puede hacer nada y que la desigualdad social en México empieza desde arriba, ahí en donde se encuentran los moralmente más obligados a moderar ese flagelo.
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