EL DÍA DE AYER se cumplió un año de haberse llevado a cabo la elección presidencial que finalmente ganaría Felipe Calderón candidato postulado por el PAN, y que finalmente perdieron Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo. El que fuera candidato por el PRI a la Presidencia de la República se ha limitado a escribir un libro en el cual narra sus apreciaciones y que él considera fueron la causa de su derrota. Con ello y por lo menos, el priista ya se tranquilizó.
EL GOLPE PSICOLÓGICO que sufrió Madrazo, parece que ya lo superó y asimiló en toda su dimensión, pues se trata de un político profesional, que como todo ser humano, tiene sus áreas luminosas y sus ángulos oscuros.
EL QUE PARECE no ha logrado aún la paz del alma, es Andrés Manuel López Obrador. Inmediatamente después de su derrota y como si se tratara de un empresario teatral o productor de Televisa, se le ocurrió montar un cuadro de zarzuela y en pleno Zócalo capitalino ante la presencia de miles de paniguados y seguidores, se declaró “Presidente Legítimo de México” y para dejar duda de su dicho, se cruzó una banda presidencial en medio de la algarabía de sus incondicionales.
DESDE LOS PRIMEROS DÍAS de Gobierno del presidente Calderón, AMLO se dedicó a tratar de boicotearle todos sus actos, empezando por la misma toma de protesta en el Congreso. En esta tarea lo siguieron encantados muchos de los que durante su jefatura de Gobierno cobraron jugosísimas nóminas.
PASADOS QUE FUERON los primeros meses, algunos de sus amigos y seguidores, más preocupados por incrustarse en alguna chamba de Gobierno, que primero luchar por los pobres, empezaron a deslindarse de su gallo, al que aseguraban no le habían quitado ni una pluma. La verdad es que lo dejaron el 2 de julio como pollo encuerado en aparador de rosticería.
YA ABANDONADO por la mayoría de sus amigos, muy especialmente por Marcelo Ebrard, resolvió actuar a fondo y bajo la perversa premisa: Aunque le vaya mal a México, haré hasta lo imposible para que le vaya mal al presidente Calderón”.
ACTO SEGUIDO se lanzó por esos caminos de Dios, pregonando la nueva e invitando a sus seguidores a formar un nuevo partido político, para que lo postule nuevamente a la Presidencia de la República en 2012. Para poder cumplir con esa penosa y cansada tarea, el Gobierno del Distrito Federal le sigue dando dinero de los impuestos que pagan los “chilangos”, y es que la tirada de Don Marcelo es de tres bandas:
PRIMERAMENTE aleja del Distrito Federal y se deshace de tan conflictivo individuo. Seguidamente lo ayuda a embarcarse en una aventura que sin lugar a dudas será la tumba política del tabasqueño, y tercero, al facilitarle la creación de un nuevo partido político, se prepara de una u otra manera, el cisma al interior del PRD que finalmente lo hundirá junto con López Obrador.
POR LO PRONTO ya en Durango no obtuvo el PRD ni el 1.9% de los votos, lo que será comentario de otra columna.
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