LA AUTORIDAD MUNICIPAL de Torreón sigue pensando que los habitantes de esta ciudad somos tontos o débiles mentales. Inmerso el alcalde en una política de publicidad en base a anuncios espectaculares, desplegados en la prensa y spots en radio y televisión, pretende azorar a los ciudadanos, sobre lo que simple y llanamente sería el cumplimiento de sus obligaciones como autoridad y sus promesas de campaña.
LO QUE EN VERDAD subyace en este asunto, es la terrible guerra que se lleva a cabo entre las diversas tribus de panistas por el próximo Gobierno de Coahuila.
EN ESTA GUERRA ya apareció el primer accidentado, don Jorge Zermeño, quien fuera invitado por el presidente Calderón para atender los asuntos mexicas ante la Corte del Rey Juan Carlos de Borbón en España, la capital de la Revista “Hola”, en donde sin lugar a duda nuestro flamante embajador seguirá ocupando glamorosas páginas a todo color, junto a su esposa, para la envidia de muchos y muchas de esta localidad.
PERO LA JUGADA POLÍTICA del presidente Calderón no tuvo otro objetivo que despejarle el camino al senador Guillermo Anaya (el primer compadre del país) para que éste pueda acceder por el PAN al Gobierno de Coahuila y mandar lo más lejos posible a Zermeño, su competidor real y peligroso.
EN ESTA GUERRA, los panistas de Torreón encabezados por su alcalde, tratan a toda costa de rehacer fuerzas y agrupar sus tribus a fin de contrarrestar a los grupos “anayistas” quienes van corriendo y campantes por la libre, rumbo al Palacio Rosa de Saltillo.
OTRA DE LAS ESTRATEGIAS del alcalde es buscar enfrentamientos con el gobernador Moreira con el fin de capitalizar el espíritu anti-centralista que los laguneros han tenido siempre respecto del Gobierno de la capital peronera, todo esto, sin importarle los altos costos que para Torreón significaría este tipo de política, que finalmente impediría la realización de programas de obras de Gobierno para el mejoramiento material y social de la comunidad.
EL ALCALDE DENTRO de sus posibilidades, trata también de presionar y dividir a los grupos económicos y empresariales para que tomen partido a su favor y en contra de Humberto Moreira. Todo esto no tiene otra consecuencia que la división de las fuerzas económicas, sociales y políticas de la comunidad con la natural consecuencia de debilitar a los grupos locales en su conjunto.
UNA SOCIEDAD DIVIDIDA no tiene ningún futuro cierto. Ésta será presa fácil de los ambiciosos y con dificultad podrá hacer frente a los retos que demanda una sociedad globalizada y compleja.
EN MEDIO DE ESTA lucha por el poder, se encuentra inmersa una sociedad que reclama gobiernos que cumplan realmente con las funciones para lo que fueron creados. Que en vez de dividir una y que con sutileza y oficio político detecte los problemas de la comunidad y los resuelvan.
SERÍA IRRESPONSABLE que la sociedad admitiera o tolerara una política de división y divorcio de la autoridad municipal con la estatal, divorcio en el cual la única que saldría perjudicada de manera irreversible, sería la comunidad de Torreón.
Y ESO NO LO debemos ni permitir, ni tolerar.
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