NUEVAMENTE APARECE el México mágico, virtual diría yo, para estar más a tono con los tiempos modernos de la cibernética. Otra vez asoma en el horizonte el Estado y el Gobierno mexicano chiquito, insignificante, mediocre, pusilánime temeroso de cumplir y hacer cumplir la Ley.
LOS ABOGADOS del Gobierno se ruñen las uñas y alzan los brazos al cielo para encontrar la mejor manera de cómo resolver el profundísimo reto jurídico que tienen entre las manos.
ALGUNOS OPINAN circunspectos que lo mejor sería comprar; otros piensan que lo atinado sería una permuta por otros terrenos de alto valor turístico, aunque el fondo es dejar contentos y plenamente satisfechos a seis propietarios privados y a algunos comuneros.
PERO DE QUÉ ESTAMOS hablando, se preguntarán mis lectores; pues nada más y nada menos que de la propia pirámide del Castillo o de Chichén Itzá, recientemente declarada como una de las Maravillas del Mundo.
PUES RESULTA QUE la Pirámide de la Serpiente Emplumada se encuentra asentada dentro de terrenos que pertenecen a la muy yucateca familia Barbachano e indígenas sujetos al régimen de propiedad comunal. Los señores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han hecho ofrecimientos a la familia Barbachano de hasta 8 millones de pesos por los terrenos y la ¡pirámide¡, pero los angelitos le están exigiendo la bonita suma de 750 millones de dólares.
Y LA PREGUNTA que se hacen los juristas de la institución es: ¿De quién son realmente los terrenos y la Pirámide de Chichén Itza? El sentido común nos dice que los terrenos podrían ser de particulares, pero la pirámide nunca. En este asunto la primera idea que se nos vendría a la cabeza sería hincar un procedimiento expropiatorio en los términos de la Ley de Expropiación Federal.
EL PROBLEMA DE ESTE procedimiento sería que el Estado ya de entrada, reconocería la propiedad legítima de los particulares sobre terrenos y Pirámide y además, de que tratándose de una Maravilla del Mundo el valor de la indemnización sería altísimo.
EL MÁS ELEMENTAL sentido común nos dice, que los monumentos históricos son por principio propiedad de la nación y que como tales, son inembargables, imprescriptibles y se encuentran fuera del comercio. Si en estos momentos alguien los tiene en propiedad privada deberán revertirse a favor de la nación por reivindicación, no por expropiación.
PERO ESTE ASUNTO sigue hasta el día de hoy sin solución. El Gobierno continúa negociando sobre algo que originariamente siempre ha sido y le corresponde a la Nación y por ende, a todo el pueblo de México, como lo es, la Pirámide de la Culebra Emplumada, la hoy Nueva Maravilla del Mundo y más conocida como la Pirámide de Chichén Itzá.
ESPERAMOS Y ROGAMOS a la vieja víbora emplumada, que al Gobierno no le tiemblen las corvas en este asuntito.
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