EL ALCALDE DE TORREÓN logró al fin su objetivo: suspender la construcción de una serie de importantes obras para nuestra ciudad, algunas realizadas por el propio Ayuntamiento y de otras a cargo del Gobierno del Estado; pero eso sí, todas en beneficio de miles de ciudadanos que aquí vivimos.
EL ORGULLO PUDO MÁS que la razón. La soberbia y el protagonismo personal arrasaron con el más elemental sentido común. Un malentendido concepto de autonomía municipal, fue la causa de que obras necesarias y por muchos años demandadas por la comunidad, acabaran en un farragoso litigio ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, obras que ésta ordenó suspender.
LAS OBRAS que el alcalde pidió suspender son las siguientes: el puente de Valle Verde; la pavimentación de la colonia Plan de San Luis y el embovedado del canal de aguas negras de Ciudad Nazas, las obras en el Nudo Mixteco, la reconstrucción de DVR, el paso a desnivel en la Alianza, el puente del crucero Constitución-Abastos, puente San Pedro-La Unión, canal de La Perla y otras en el mercado Alianza.
LA CIUDAD SE HA QUEDADO de esta manera sin obras. Con una comprensión obtusa y mal entendido concepto de autonomía municipal frente al Gobierno Estatal, el alcalde Pérez Hernández logró lo que nadie en los cien años de existencia de Torreón había podido alcanzar: ni la plaga del gusano rosado, la del picudo, las imprevistas avenidas del río Nazas que arrasaban construcciones y sembradíos, ni las tolvaneras, tampoco las sequías, bueno, ni los embates de las Fuerzas Villistas habían logrado hacer tal daño a nuestra comunidad como el actual alcalde lo ha hecho con su llevada y traída controversia constitucional.
PERO SI LAS ACCIONES del alcalde en cualquier otra ciudad más o menos civilizada ya hubieran levantado un clamor general de protesta y condenación, en nuestra centenaria, pero joven ciudad, no pasa nada. Todo se reduce a chismes, chistes y comentarios de café.
Y NOS PREGUNTAMOS: ¿Qué pasó con aquel viejo espíritu emprendedor y luchador de los laguneros que vencieron al desierto? Por lo que se ve y se palpa, no ha quedado absolutamente nada.
FRENTE A ESTE PROBLEMA nos preguntaríamos: ¿En dónde están las cámaras y las organizaciones sociales de nuestra ciudad; en dónde los grupos empresariales, en dónde los jóvenes universitarios, los partidos políticos, las asociaciones de profesionistas? Nada, todos duermen la calma chicha. La realidad es que no se les ve por ninguna parte.
PARECERÍA QUE TODOS HEMOS perdido de manera definitiva aquella solidaridad que distinguió a los pioneros de la comarca y a las generaciones de laguneros que construyeron esta ciudad. La nueva divisa del Ayuntamiento es: Que no se hagan obras para el desarrollo de nuestra ciudad ya que es más productivo desde el punto de vista político, meternos en chismes y pleitos de juzgado.
EL PRIETITO EN EL ARROZ en este asunto que dejamos para los estudiosos y las asociaciones de abogados sería: ¿Incurriría en responsabilidad civil, administrativa o penal el promovente de una Controversia Constitucional que declara falsedades ante una autoridad judicial?
ESTO VIENE A COLACIÓN, en razón de que dos o más obras cuya suspensión pidió el alcalde a la Suprema Corte de Justicia, ya estaban terminadas o aún más grave, no existían.
BIEN DECÍAN LOS CLÁSICOS: Cuando Dios quiere perder a los hombres, los ciega con la soberbia.
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