COMO LOS DIVERSOS grupos parlamentarios hostigaron de tal manera al presidente Calderón para que no entregara su Informe por escrito en la Asamblea Solemne del Congreso de la Unión prevista en la Constitución General de la República para cada día primero de Septiembre, Felipe Calderón se vio en la necesidad de entregarlo por la trastienda de San Lázaro.
Y ES QUE LOS diversos grupos parlamentarios en ambas cámaras, la de Senadores y la de Diputados, se pusieron muy de acuerdo para impedir que el Presidente de México cumpliera a cabalidad a lo que lo obliga la Constitución Política; lo que al buen romance se puede traducir, en que los propios legisladores pactaron no cumplir con la Carta Magna, a lo que se habían comprometido y jurado solemnemente al tomar posesión de su cargo como legisladores.
PERO ESTO es lo de menos; vivimos tiempos en que lo que estaba arriba ahora se encuentra abajo, lo que es lo mismo, este país está de cabeza nos encontramos peligrosamente sin rumbo ni liderazgo.
ESTÁBAMOS MEJOR cuando estábamos peor dicen ahora los técnicos. Así parece ser el pensamiento de millones de mexicanos que asombrados ven cómo se destruye al país en medio de una guerra entre los poderes y una rebatinga entre los partidos, para apoderarse del dinero del erario público.
SI EN EL PASADO un solo partido hacía lo que mejor le parecía con la cosa pública, ahora son siete partidos, no uno, los que quieren hacer su antojo en la vida pública. El caos, el manoteo y el desorden se han multiplicado por siete. Si hace veinte años el partido oficial usaba los recursos públicos del erario para hacer las elecciones de sus candidatos, ahora son siete los partidos que reciben millonadas de pesos para lo mismo: hacer las campañas de sus candidatos. Entonces los gastos electorales se han multiplicado siete veces.
LA REALIDAD es que los partidos políticos han secuestrado a la nación y con ello se han llevado entre las patas, así dicen acertadamente los hombres de campo, a millones de ciudadanos común y corrientes.
NOS ENCONTRAMOS bajo un extraño y sui géneris régimen político que consiste en una dictadura de partidos lo que viene siendo un fenómeno político inédito en la historia del mundo y sin antecedentes en México. En los regímenes políticos de los tiempos modernos se habló de la dictadura de un partido o de un grupo político que asumía las decisiones desde el Poder Ejecutivo del Gobierno; pero nunca se conoció, que yo esté documentado, de la existencia de una dictadura coaligada de todos los partidos políticos en un Congreso enfrentado a los otros dos poderes: el Ejecutivo y el Judicial.
ESTA COLACIÓN de partidos políticos incrustada en el Poder Legislativo, jamás aprobará las reformas estructurales que reclama el país y por una sencilla razón: afectaría los privilegios de sus partidos.
EL INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL la gran vaca sagrada de los partidos es su gran ubre mágico creador de todos sus privilegios, tales como: de los cientos de millones de pesos que reciben cada año para sus campañas y el disfrute y goce de sus dirigentes y familiares; ahí es en donde reciben las prerrogativas partidistas de los medios de comunicación; es ahí en donde plantean sus diversos tipos de chantajes, cuando se trata de impugnar o no, los procesos electorales.
LA DICTADURA de los partidos y del propio Poder Legislativo no permitirá ninguna reforma que les pueda quitar ni cien pesos, o que los llegue a privar de cualquiera de sus privilegios. Es por eso que hemos llegado a tal punto de desorden, que el presidente de la República no pudo ni entrar al Congreso a cumplir con un mandato constitucional.
GRAVES LAS COSAS pero también muy curiosas para los estudiosos de la Teoría del Estado y del Derecho Constitucional. La novedosa dictadura del Poder Legislativo a través de los partidos coaligados a su interior.
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