“Chile… te hace entender que un país latinoamericano puede ser desarrollado”.
Hernaldo Zúñiga
Santiago, Chile.- Por la mañana, en un día ajetreado que terminaría al tomar un avión para Chile a las once de la noche, entrevisté en mi programa de radio a Hernaldo Zúñiga, el cantante y compositor nicaragüense radicado en México quien hizo sus estudios universitarios en Chile. Cuando supo que iría a este país por la noche, me preguntó si ya lo conocía. Le dije que sí pero, que no había ido hace años, desde principios de los noventa. Él me respondió que me sorprendería: “Chile te hace sentir bien. Te hace entender que un país latinoamericano puede ser desarrollado. Que no tenemos una maldición que nos impida salir adelante”.
Efectivamente Chile es un país sorprendente. Quienes lo conocieron en los años setenta, durante el caótico Gobierno de Salvador Allende o en los terribles primeros años de la dictadura de Augusto Pinochet, recuerdan una economía que difícilmente se distinguía de las demás del continente. El ingreso per cápita, de hecho, era inferior al mexicano. La mitad de los chilenos vivía en la pobreza y una cuarta parte en la miseria. Para 1987 la pobreza había bajado a 45.1 por ciento y la indigencia a 17.4 por ciento. En 2003 las cifras eran ya de 18.8 por ciento y 4.7 por ciento. Chile fue el primer país latinoamericano en cumplir con las metas del milenio de la Organización de las Naciones Unidas.
En 2006, según el Banco Central de Chile, el Producto Interno Bruto per cápita del país era de 8,875 dólares en términos nominales, la mayor cifra de Latinoamérica. Convertida a paridad de poder de compra, la cifra ascendía a 12,983 dólares, la segunda mayor de la región, sólo después de Argentina.
Chile ya no está registrando las tasas espectaculares de crecimiento de hace algunos años. Entre 1987 y 1997 creció al ocho por ciento anual con un pico de más de 12 por ciento en 1992. Pero sus avances aún son constantes. De hecho, se trata de la economía con expansión más consistente de Latinoamérica en las últimas décadas. En 2006 su crecimiento fue de cuatro por ciento, lo cual decepcionó a muchos chilenos, pero en 2005 y 2004 tuvo tasas de 5.7 y seis por ciento, respectivamente.
La inflación chilena es muy reducida. En marzo se registró una cifra anual de 2.6 por ciento y se espera para todo este 2007 un monto inferior al tres por ciento. El desempleo, por otra parte, fue de 6.4 por ciento en febrero.
Chile tuvo un superávit comercial de 23,800 millones de dólares en los 12 meses terminados en marzo. Su superávit de cuenta corriente es de 5,300 millones de dólares, que equivalen al 0.8 por ciento del PIB. En lugar de tener un déficit de presupuesto, el Gobierno registra un importante superávit de 4.3 por ciento del PIB. Los certificados de deuda del Gobierno a tres meses, el equivalente a nuestros Cetes, se colocan a un nivel de apenas cinco por ciento anual.
Chile se encuentra en el lugar número 38 del mundo en el índice 2006 de desarrollo humano del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. México se encuentra en el lugar 53. Esto significa que los chilenos tienen mejores servicios sociales y acceso a infraestructura que los mexicanos.
Mucho se ha cuestionado la falta de igualdad social en Chile. De hecho, se trata de uno de los países con mayor inequidad en Latinoamérica, sólo superado por Brasil. México, curiosamente, es un país con mejor distribución del ingreso. El diez por ciento más rico de la población chilena controla el 47 por ciento de la riqueza. Chile es una prueba contundente de que no es lo mismo combatir la pobreza, cosa que el país ha hecho con éxito, que disminuir la desigualdad, lo cual Chile no ha podido hacer hasta ahora.
Son muchos los factores que han ayudado al desarrollo chileno de los últimos años. El que haya habido un acuerdo político muy amplio en el manejo de la economía, que contrasta con los perversos pleitos de nuestros políticos, ha sido un factor importante; pero también lo es el hecho de que Chile, a pesar de los problemas en los tiempos de Allende y Pinochet, no dejó de ser el país de instituciones sólidas que había sido con anterioridad. Su educación es buena y su sistema de justicia también. La corrupción es muy reducida en comparación con otros países de América Latina. Su economía es la más abierta de América. El comercio exterior representa el 70 por ciento de su economía.
En la reunión regional del Foro Económico Mundial en Chile, muchos de los participantes, especialmente los chilenos, han ofrecido visiones críticas del país. Les preocupa la desaceleración del último año, la falta de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, la persistente desigualdad. Pero como dijo Juan Gabriel Valdés, ex ministro de Relaciones Exteriores del país, “muchos de otros países quisieran tener los problemas de Chile”.
SIN ATRACTIVO
México ha quedado en un decepcionante quinto lugar en el nuevo índice de atractivo para la inversión privada en infraestructura entre 12 países de Latinoamérica evaluados por el Foro Económico Mundial. Chile, como era de esperarse, ha quedado en primer lugar seguido de Brasil, Colombia e incluso Perú. Sólo entonces viene México. El índice, conocido como IPAI, mide entorno macroeconómico, Estado de Derecho, riesgo político, transparencia informativa, desarrollo de los mercados financieros, historial de 15 años en inversión privada en infraestructura, relaciones entre Gobierno y sociedad y disposición del Gobierno para atender las necesidades de los inversionistas.