Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia piden a los gobiernos de todo el mundo que dejen de considerar terrorista a ese grupo. (Archivo)
Pide la guerrilla a otros países que reconozcan beligerancia y confía en salida política a conflicto en Colombia.
La guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pidió ayer a los gobiernos de todo el mundo que le reconozcan el estatus de beligerancia y que dejen de considerar terrorista a ese grupo y aseguró que está dispuesta al diálogo y a la salida negociada de conflicto.
Las FARC hicieron la petición en una carta firmada por su responsable internacional Luis Édgar Devia, alias “Raúl Reyes”, cuyo texto fue reproducido en una página de Internet que divulga los pronunciamientos de esa organización insurgente.
“De parte nuestra hay, ténganlo por seguro, la más absoluta disposición para el diálogo y el entendimiento”, señaló ‘Raúl Reyes’ en la misiva dirigida a presidentes, primeros ministros y jefes de Estado.
El rebelde pidió a los mandatarios ayudar a “la construcción de la paz con justicia social para Colombia mediante el reconocimiento del estatus de beligerancia que nuestra organización guerrillera ha ido conquistando a través de estos más de cuarenta años de resistencia y lucha por los derechos del pueblo colombiano”.
“Creemos, como revolucionarios que somos, en la posibilidad de encontrar una salida política a esta guerra que desangra a Colombia”, expresó.
Las FARC, la mayor y más antigua guerrilla colombiana, con unos 17 mil integrantes, figuran en las listas de organizaciones consideradas como terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea.
“Creemos que tarde o temprano las cosas volverán a ser llamadas por su nombre y el denigrante y absurdo adjetivo de ‘terroristas’ que hoy nos endilgan la Casa Blanca y el Gobierno de (el presidente colombiano Álvaro) Uribe será revertido, con toda justicia”, manifestó el jefe rebelde.
Recordó que el estatus de beligerancia le fue reconocido a las FARC durante las fallidas negociaciones con el anterior presidente colombiano, Andrés Pastrana (1998-2002).
“Raúl Reyes” añadió que “sólo con la participación de todos los colombianos y todas las colombianas podremos transformar a nuestra patria doliente en una donde florezcan la convivencia pacífica y la libertad”.
“No hay democracia donde hay miseria, ni hay paz donde hay opresión”, subrayó.
“Reyes” aseguró que la “voluntad de paz” de las FARC “ha topado, una y otra vez, contra el obstáculo de una cúpula guerrerista enquistada en el poder” que está “apoyada financiera y militarmente por los Estados Unidos”.
También acusó al presidente Uribe de “legalizar a los paramilitares”, combatientes desmovilizados a los que califica de “despiadados asesinos de miles de colombianos”.
Los paramilitares, agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), celebraron conversaciones de paz con la administración de Uribe entre 2003 y 2006 y quedaron casi desarticulados tras desmovilizar a más de 31 mil combatientes.
“Es necesario, hoy más que nunca, que los gobiernos del mundo, bajo los principios del respeto a la autodeterminación y la soberanía nacional, tomen cartas en el asunto”, agregó el portavoz de las FARC.
“Estamos seguros que su colaboración con la paz para Colombia será un gesto de dimensiones históricas para la paz mundial”, puntualizó el guerrillero.
Piden indígenas llevar guerra fuera de sus tierras
Los indígenas colombianos instaron ayer al Ejército y a los grupos guerrilleros a que no conviertan sus territorios en “escenarios de guerra”.
El llamamiento lo formularon la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y el Consejo Nacional Indígena de Paz (Conip) tras unos enfrentamientos registrados en un resguardo del oeste del país, que dejaron tres presuntos rebeldes muertos y una aborigen herida.
Los combates, que también dejaron una vivienda indígena casi destruida, se registraron el pasado 3 de septiembre en San Lorenzo, comunidad del pueblo de los emberá en las montañas de Riosucio, localidad a unos 350 kilómetros de Bogotá, en el departamento de Caldas.
La ONIC y el Conip dijeron, con base en unos informes que les facilitaron los aborígenes de la región, que los choques fueron librados por tropas del ejército y presuntos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Una joven indígena que se dirigía a su parcela de labranza fue herida por una bala perdida, agregaron las fuentes, que indicaron que en el área murieron dos personas no identificadas, presumiblemente insurgentes.