Durango

Moscas y suciedad en la carne duranguense

DISIMULO/ NADIE HACE CASO A RECOMENDACIONES PARA MANEJO DE CÁRNICOS

Las camionetas pick-up llegan por la carne sin contar con el mínimo de requisitos que contemplan las normas sanitarias para estos casos.

Las camionetas pick-up llegan por la carne sin contar con el mínimo de requisitos que contemplan las normas sanitarias para estos casos.

El Siglo de Durango

Ausencia total de controles sanitarios en el traslado de canales al salir del rastro

Acompañadas del mosquero, las camionetas pick-up entran y salen de manera constante a la empresa Empacadora Durango.

Una a una, las unidades y sus dueños esperan que salga la carne fresca para llevarla a su destino final: los puntos de venta.

Sin embargo, es evidente que prácticamente ningún vehículo cumple con la normatividad para el transporte de cárnicos.

Cierto, hay un letrero que enumera las condiciones mínimas que debe reunir una camioneta que tenga este tipo de actividad. Pero nadie le hace caso. No hay quién supervise.

En el mejor de los casos el propio establecimiento se niega a depositar la carne en unidades que de plano parecen basureros ambulantes.

Pero en la generalidad de ellos los compradores se harán disimulados pese a que saben el riesgo de salud que generan a sus clientes al llevarles en esas condiciones la carne.

Al final, lo inevitable es que la carne sale en condiciones regulares de limpieza y control dentro de la empacadora, pero, en cuanto toca la cajuela de la camioneta, todo el cuidado previo a esto se vino abajo.

La carne ya es vulnerable a cualquier tipo de contaminante, sin contar con el hecho de que la misma mugre y basura que traía la pick-up, lo mismo que la sangre vieja, se convirtieron en un atractivo para cientos de moscas y mosquitos.

¿A dónde irá a parar esa carne? Eso depende de quién sea el dueño de la camioneta. Sin embargo, en casi todos los casos el producto se va a carnicerías y expendios de cárnicos en colonias y fraccionamientos de la ciudad capital.

Y, obvio, esta insalubre manera de transportar carne no sólo tiene como destinatarios a los puntos de venta o carnicerías, sino también a los puestos de tacos y los comercios de comida preparada, donde unos cuantos condimentos y el sazón ocultarán perfectamente la suciedad.

La normatividad para la transportación de carne señala que este servicio lo deben desarrollar los camiones repartidores dependientes del Gobierno Municipal. Son blancos, térmicos, y tienen la leyenda de transporte del Rastro Municipal.

Sin embargo, los tablajeros no son asiduos a contratar los servicios de este transporte gubernamental porque es muy caro, dicen, ya que actualmente cuesta unos 160 pesos por canal, pero hace poco llegó a costar más de 200 pesos el servicio.

Por ello, y ante la falta de vigilancia de las autoridades, nadie usa ese transporte especial que en teoría garantizaría limpieza y seguridad en el traslado de los cárnicos.

Nadie lo contrata, salvo un escaso 1 por ciento, tanto en el Rastro TIF de la Unión Ganadera, ubicado por carretera a Parral, como en la Empacadora Durango, que tiene la concesión de ser el Rastro Municipal, ubicado por la carretera a México.

En ambos establecimientos, de una o de otra manera, el personal se esmera en tratar de tener algo de condiciones de salubridad e higiene en el tratamiento de la matanza, la forma de limpiar y despellejar la carne, y también de almacenarla.

Sin embargo, los mismos médicos y trabajadores de ambos rastros reconocen que de nada sirve tanto esmero y cuidado, si al momento de poner las canales de carne en los vehículos de los compradores el concepto de la higiene a nadie le importa.

“Después de conocer todo esto, yo, la verdad, no compro carne en cualquier carnicería de la ciudad. Es más, prefiero casi no comer carne fresca, y cuando hay que hacerlo, pues voy a donde yo sé que compran buena calidad y tienen limpieza”, dice uno de los trabajadores de la Empacadora Durango.

Los empleados evitan dar sus nombres para evitar problemas. Sin embargo, reconocen que los carniceros en muchos de los casos no tienen ningún cuidado para evitar que la carne se contamine, se ensucie o se llene de partículas dañinas al consumidor.

Sin embargo, este diario encuentra de nuevo la misma explicación que se tuvo en el Rastro de la Unión Ganadera. En esta ocasión por parte de un trabajador del llamado Rastro Municipal, quien dice: “Mientras las autoridades ofrecen un servicio de transporte tan caro, la gente le buscará por otro lado, aunque ahí está el riesgo”.

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