Reportan más de 120 heridos tras el accidente; varias personas viajaban en el techo de los vagones.
Al menos 68 personas murieron y más de 120 resultaron heridas cuando un tren descarriló en una localidad rural de la región central de la República Democrática del Congo (RDC), informó ayer la Misión de Observación de la ONU en el país (MONUC).
“Los muertos son al menos 68 y los heridos más de 120”, dijo por teléfono desde Kinshasa el portavoz oficial de la MONUC, Kemal Saiki, quien precisó que el accidente ocurrió en la noche del miércoles, cerca de Bena-Leka, en la provincia de Kasai Occidental, unos 770 kilómetros al este de la capital congolesa.
El convoy transportaba carga y pasajeros; muchos de ellos viajaban en el techo de los vagones, entre las ciudades de Ilebo y Kananga, la capital provincial, cuando se produjo el descarrilamiento, señaló Saiki, quien no pudo precisar las causas del siniestro.
La MONUC está colaborando en las tareas de rescate y evacuación de heridos y ha enviado médicos, enfermeros y equipos en helicópteros al lugar del accidente. La compañía congoleña de ferrocarriles señaló, por su parte, que ha enviado una comisión para investigar las causas del suceso.
La red ferroviaria del antiguo Zaire, establecida durante la época colonial de Bélgica, hace más de un siglo, adolece de un mantenimiento adecuado y los accidentes son comunes, la mayoría con numerosas víctimas.
El país estuvo inmerso en una guerra civil entre 1998 y 2002, que destruyó la mayor parte de la infraestructura vial y el material rodante de los ferrocarriles. La falta de carreteras, destruidas durante el conflicto o invadidas por el avance de la selva.
Todo ello ha llevado a que las comunicaciones deban realizarse principalmente por vía aérea o a través de los numerosos ríos que atraviesan el territorio de la RDC, país de África central con una superficie del tamaño de Europa Occidental.
Recibe lula a familiares de las víctimas del desastre aéreo
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió ayer a un grupo de familiares de las víctimas del accidente aéreo ocurrido el pasado 17 de julio, en el que murieron 200 personas, para expresar su “solidaridad” y “dolor”.
“El presidente se mostró solidario y dijo que asume personalmente el deber de que sean establecidas todas las responsabilidades”, dijo a periodistas Luiz Fernando Moyses, quien perdió a su esposa en la tragedia ocurrida con un avión de la aerolínea TAM.
Moyses explicó que la reunión se prolongó durante casi una hora y que Lula se comprometió a “manifestarse cuando tenga en su poder toda la documentación referente a la investigación”.
Según el portavoz del grupo, a Lula se le vio “triste” y decidido a que la investigación llegue a fondo, hasta establecer las causas reales del desastre, el segundo ocurrido en Brasil desde septiembre pasado, cuando 154 personas murieron en un accidente sufrido por un avión de la aerolínea GOL.
Moyses explicó que los familiares de las víctimas del avión de TAM no pretendían, en ese momento, establecer juicios. “No queremos juzgar ni culpar, sino exigir responsabilidad”, indicó.
Los familiares entregaron a Lula un manifiesto que antes habían distribuido entre miembros de una comisión parlamentaria que está dedicada a investigar ambos accidentes y la crisis del sector aéreo brasileño en general.
