Un bombardeo de fuerzas estadounidenses en la provincia centro-oriental afgana de Ghazni causó anoche la muerte de 12 talibanes, incluido el comandante responsable del secuestro de 23 misioneros sudcoreanos el pasado julio, aseguró hoy una fuente oficial, aunque un portavoz talibán lo negó.
El comandante de las fuerzas de seguridad de Ghazni, Ali Shah Ahmadzai, precisó que los aviones de la coalición que lidera EU en Afganistán bombardearon un "área sospechosa" en el distrito de Qarabagh.
El ataque se dirigió contra un recinto de casas de adobe en cuyo interior se estaba celebrando una reunión de talibanes y en él resultaron muertos 12 de ellos, incluido el comandante de los insurgentes en la provincia, Abdullah Jan Mansoor, añadió.
Un portavoz de los insurgentes, Qari Yousif Ahmadi, confirmó que la ofensiva se llevó a cabo pero negó que algún comandante muriera en el ataque.
"Anoche bombardearon la localidad de Gailan. Cinco talibanes sufrieron martirio y varias casas fueron destruidas, pero no había ningún comandante entre los muertos", aseguró Ahmadi.
Por su lado, la comandancia estadounidense dio cuenta en un comunicado de una operación combinada con el Ejército afgano en la misma zona, en la que murieron "varios" insurgentes y cuatro fueron detenidos.
Según esta fuente, "varios combatientes enemigos confirmados" fueron eliminados por disparos durante la operación, que tuvo lugar en un recinto en el que se estaba dando "refugio" a los insurgentes.
Posteriormente, las fuerzas afganas y de la coalición hallaron un arsenal de fusiles kalashnikov y granadas en un edificio dentro del recinto, que fue destruido con "munición de precisión".
Los soldados de EU y del Ejército de Afganistán "escoltaron a mujeres y niños" hasta una distancia segura antes de proceder a destruir el objetivo, según la comandancia, que añadió que "no hay indicaciones de heridas o muertes entre no combatientes".
Los detenidos serán interrogados "sobre su participación en actividades insurgentes", concluyó la fuente.
El comandante talibán Jan Mansoor se declaró responsable del secuestro, el pasado 19 de julio, de 23 voluntarios cristianos sudcoreanos, la mayoría de ellos mujeres, cuando viajaban en autobús por la provincia de Ghazni en ruta entre la sureña Kandahar y Kabul.
Dos de los voluntarios varones fueron ejecutados ese mismo mes, mientras los talibanes exigían la retirada de las fuerzas surcoreanas de Afganistán (prevista para fines de este año) y la excarcelación de insurgentes.
Siguieron semanas de negociaciones que facilitaron la liberación progresiva del resto de los secuestrados, que se completó el 30 de agosto.