El paquistaní Pervez Musharraf comenzó hoy un mandato de cinco años como presidente civil y prometió levantar el estado de emergencia el 16 de diciembre y restaurar la constitución antes de los comicios parlamentarios de enero, una exigencia de la comunidad internacional y de la oposición.
En un discurso televisado horas después de haber jurado como presidente civil, Musharraf instó también a los ex primeros ministros Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, sus dos rivales en el poder que acaban de volver del exilio, a no boicotear las elecciones parlamentarias del 8 de enero.
"Estoy decidido a levantar el estado de emergencia para el 16 de diciembre", dijo Musharraf en un mensaje televisado a toda la nación. "Las elecciones, si Dios quiere, serán libres y transparentes bajo la constitución".
La ceremonia de asunción del mando tuvo lugar un día después de abandonar el cargo de comandante militar que fue el eje de sus ocho años de gobierno de facto.
El presidente de la Corte Suprema Hameed Dogar le tomó el juramento a Musharraf, que estaba vestido con una larga túnica negra adornada con un prendedor de la bandera paquistaní verde y blanca.
"Este es un hito en la transición de Pakistán hacia la esencia plena democracia", manifestó Musharraf ante funcionarios del gobierno, diplomáticos extranjeros y generales del ejército. "Cualquiera que esté hablando de boicot debería escuchar esto: Las elecciones serán el 8 de enero y nada las descarrilará", expresó el mandatario, que el martes puso fin a su carrera militar de 46 años.
En su primer mensaje como presidente civil, Musharraf consideró "bueno" para la reconciliación política el regreso del exilio de sus antiguos enemigos políticos: la ex primer ministra Benazir Bhutto y el también otrora jefe de gobierno Nawaz Sharif.
"Sólo espero que avancen ... hacia un ambiente conciliatorio, civilizado, democrático y político en el futuro", manifestó Musharraf.
Sin embargo, ninguno de ellos estuvo presente en la ceremonia en el palacio estatal en Islamabad, y no quedaba claro si los cambios podrían hacerlos abandonar sus amenazas de boicotear las próximas elecciones parlamentarias.
En el caso de que obstaculicen los comicios, los esfuerzos de Musharraf de legitimizar su gobierno a través de una votación democrática podrían verse socavados.
Musharraf buscó nuevamente justificar el estado de emergencia que ordenó el 3 de noviembre, tras el que purgó la Corte Suprema en momentos que iba a emitir un veredicto sobre la legalidad de la continuidad de su gobierno. La nueva corte, con jueces leales a él, allanó el camino la semana pasada para que asumiera su nuevo mandato.
Acusó además al ex presidente de la corte Iftijar Mohammed Chaudhry de estar involucrado en una "conspiración" para obstaculizar sus "nobles intenciones" de convertirse en un presidente civil y conducir al país hacia la democracia.
"Tuve que actuar, y actué por el interés de Pakistán", sostuvo.
Musharraf dijo que el incremento de los operativos militares ha impedido que se expanda el terrorismo en el noroeste del país. Pero un portavoz del ejército manifestó que cinco soldados fallecieron y otros cuatro resultaron heridos en la región al detonar una bomba colocada en una carretera cerca de un convoy que pasaba por allí.
En la ciudad oriental de Lahore, en tanto, estallaron enfrentamientos entre policías y abogados que realizaban una protesta en contra de Musharraf. Cuatro abogados y tres agentes de seguridad resultaron heridos, dijo la policía.