Un minibús explotó ayer en un área de mercados en el centro de Bagdad, matando al menos a seis personas y dejando heridas a 31 personas. (EFE)
El 92 por ciento de los 180 hospitales en ese país carece de los más elementales instrumentos para funcionar.
Cuando Kasra Mofarah cruza la frontera iraquí y entra en Jordania y lo hace a menudo, respira aliviado: sigue vivo. Pero no llega a sonreír: lo que deja atrás es un país que empeora día a día, donde sobrevivir se ha convertido casi en un milagro no sólo por las bombas, sino también por la miseria. Mofarah es uno de los autores de un devastador informe firmado por más de 200 ONG que dibujan una situación atroz: un tercio de iraquíes necesita ayuda de emergencia y casi todos los indicadores sociales han empeorado desde que Estados Unidos invadió el país, en 2003.
“Todo ha ido empeorando; estamos ya en el punto en el que algunos enfermos no pueden ir al hospital porque el que les toca está ubicado en una zona donde su comunidad es minoría y no se atreven”, explica Mofarah en conversación telefónica desde Amman (Jordania), donde tiene su cuartel general el Comité de Coordinación de las ONG en Irak (NCCI, por sus siglas en inglés). Si el enfermo vence el miedo y se atreve, tampoco es garantía de nada: el 92 por ciento de los 180 hospitales del país carece de los más elementales instrumentos para funcionar.
El centro de referencia para las ONG sobre Irak está en Amman y no en Bagdad, por razones obvias: el miedo a la violencia desbocada. En tres años han muerto en el país 100 cooperantes -la gran mayoría iraquíes-, cuando en un polvorín como el de Afganistán han fallecido 30 en tres décadas. Pese a ello, sigue habiendo cerca de 40 ONG extranjeras -ninguna española- dentro del país, pero la gran mayoría ha levantado la base en Amman y desde allí alimenta a las pequeñas ONG locales.
El NCCI difundió ayer un exhaustivo informe, elaborado con información recogida sobre el terreno y también procedente del Gobierno y de la Organización de las Naciones Unidas, que retrata la catástrofe humanitaria que vive el país: ocho millones -un tercio de la población total- necesita con urgencia ayuda de emergencia, cuatro millones depende de la ayuda para alimentarse, el 54 por ciento vive por debajo del umbral de la pobreza y el paro roza el 50 por ciento de la población.
Lo peor, sin embargo, es la evolución: “La situación actual es peor que nunca, la gente está desesperada”, subraya Mofarah. Todos los datos avalan su pesimismo: salvo por el hecho de que hubo elecciones, todos los demás indicadores han empeorado desde la invasión.
Las ONG admiten que la erradicación de la violencia es un requisito previo para que la vida cotidiana mejore y puedan trabajar directamente en el país. Pero en su informe sugieren algunas medidas inmediatas, que contribuirían a aliviar la penuria, como la descentralización. “Es contraproducente que tanto la recepción de la ayuda como las decisiones en cualquier ámbito lo centralice exclusivamente Bagdad”, sostiene Irene Milleiro, de Intermón Oxfam, una de las ONG del comité que ha participado en la elaboración del informe. Oxfam, una de las mayores redes internacionales de ONG, sopesa desde 2004 la posibilidad de trabajar directamente en el país, pero no acaba de decidirse porque es demasiado arriesgado para los cooperantes.
Lo único que avanza, además de la violencia, es la corrupción: aunque Saddam Hussein había puesto el listón muy alto, la nueva Administración es todavía peor, según Transparencia Internacional. En 2003, esta ONG occidental situaba al país árabe en el puesto 115 sobre los 133 analizados en su índice de corrupción. Ahora ha descendido hasta el 160 sobre un total de 163.