El Universal
MÉXICO, DF.- En México no existen cifras oficiales, pero se estima que existen diez productores entre ellos un descendiente de Germán Valdés ?Tin Tán? dedicados a hacer cine porno, en donde el trabajo para conseguir a las chicas se ve recompensado con la ganancia que llega al doble de lo invertido.
De acuerdo con datos de la Dirección de Cinematografía de RTC, durante los años 2005-2006 se recibieron para su clasificación 66 títulos XXX, de los cuales sólo tres eran de manufactura nacional.
La mayoría de cintas venía de Estados Unidos, donde al menos existen dos mil actores porno registrados; y de Suecia, donde se imparte educación sexual a los niños desde la primaria.
Los títulos nacionales son muestra de que existe una industria en pañales en territorio nacional.
Marco Antonio Bustos es descendiente de Germán, Manuel y Ramón Valdés, pero desde hace cuatro años se dedica a la industria del porno, en donde conseguir a las actrices ha sido lo más complicado.
No sólo produce las cintas, también las escribe, dirige e incluso ha llegado a protagonizarlas.
?Aquí en México la pornografía sigue siendo un territorio virgen. Quien quiera entrarle, lo asesoramos?, dice Bustos.
Bustos ingresó al mundo del llamado cine D a raíz de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York.
En ese entonces trabajaba para la aerolínea a la que le secuestraron los aviones. El golpe para la compañía fue duro y varios salieron de ella. Bustos fue una de esas personas.
Pero su trabajo le permitió conocer distintos países, donde la ponografía es cosa de todos los días y pensó que en México podía comenzar la aventura.
Invirtió unos 50 mil pesos en equipo de computo para la edición y en cámaras digitales para el rodaje.
El primer problema al que se enfrentó fue encontrar a chicas que desearan trabajar en los filmes.
?Fue una labor difícil, uno pensaría que en el table dance se puede comenzar, pero la verdad es que te puedes gastar 900 pesos platicándolo con las chavas de ahí y sólo te están dando el avión.
?Las prostitutas tampoco le entran, y puede haber alguien que tenga a diez hombres, pero no acepta porque como es película la puede ver su familia. Pero entonces te encuentras que existe la amiga de la amiga de la amiga, que es exhibicionista y esa es la buena. Pero para llegar a ella repartimos tarjetas, antes íbamos a las expo sexo, de todo, esto fue lo más complicado de arrancar?, recuerda.
Ahora cuenta con un grupo base de dos actores y tres actrices, más una pareja de argentinos que llegan a hacer sexo en vivo.
Tiene dos largometrajes filmados y mensualmente filma una pequeña historia que sube a su portal de internet.
Y cada vez es más frecuente que lo busquen nuevos valores.
?Cuando digo que hago películas porno, casi todos los hombres me cuentan su vida sexual en tres segundos?, cuenta.
Encontrar locaciones tampoco es complicado.
Todos, asegura Bustos, se muestran interesados en ver cómo se filma una cinta de ese género.
Lo más que ha debido pagar para un rodaje, además de la retribución a los actores y los exámenes médicos preventivos, son 500 pesos por la habitación de un hotel.
Claro, aparte la diferencia de la renta del cuarto, si es que mete a más de dos personas.
?Una de las características del cine porno es su bajo presupuesto. Lo que nosotros queremos hacer aquí es una especie de cooperativa, las chicas ponen su cuerpo, su talento, y nosotros lo demás?, explica Bustos.
¿Y qué le dice la familia Valdés sobre su labor?
El joven que se ha dejado crecer el cabello para amarrarlo en una cola, así como la barba, para dar mejor un personaje, responde sin chistar.
?Creo que mi familia se ha acostumbrado a esto?.
Él mismo está casado con la maquillista de sus producciones, con quien tiene dos hijos.
El cine porno ?en pañales?
El productor Marco Antonio Bustos habla de cómo se trabaja este género fílmico en el mercado mexicano. En México no se tiene un censo sobre los productores dedicados a las cintas XXX.
Marco Antonio Bustos, quien ha adoptado el nombre de Maldoror para estos fines y está registrado en Hacienda como persona moral, considera que existen unos diez en todo el país.
Pero cada vez salen más personas de manera underground que reparten sus producciones de mano en mano, sin intermediarios, dice el creativo.
Como todos los títulos que se encuentran a la venta o renta legal, los mexicanos deben ser revisados por la Dirección de Cinematografía de RTC.
Abigail Martínez, hasta la semana pasada encargada de dicha oficina gubernamental, subraya que se revisa con lupa el que los actores que participan en las cintas sean mayores de edad.
?Si se presume que no lo son, entonces se busca una explicación y debe darse exhaustivamente?, puntualizó Martínez.
Bustos, quien hasta el momento ha producido las cintas Fetiches mexicanos 1 y 2, se encarga de llevar un registro con identificaciones de quienes trabajan con él.
En Estados Unidos existe una figura que se encarga de llevar hasta los seudónimos en orden, para que no exista un problema legal.
?Aquí todavía estamos un poco atrasados en eso, pero hay que aprender de ellos?, considera Bustos.
El primer director mexicano público de porno fue Ángel Rodríguez Vázquez en 1987, cuando filmó Profesoras del Amor.
La historia era sencilla: un grupo de luchadores que entrenan para una batalla importante, pero son disminuidos físicamente por un grupo de mujeres que llegan de improviso...
Hasta entonces todas las cintas XXX, de acuerdo al libro El Cine Pornográfico de los 90 editado por la Cineteca Nacional, eran de creadores anónimos y apenas y se veían.
Rodríguez Vázquez tuvo que esperar seis años para ver su primera creación en pantallas. A ella le seguirían otras tres cintas.
?Pero no creo que vaya a haber industria del porno en México?, considera el realizador en entrevista, ?principalmente por el tipo de mujeres que hay, yo tengo un amigo que tiene tres filmadas y no las ha podido vender. La mujer gringa, la europea, es desinhibida, cuerpos esculturales, muy bonitas, las mexicanas no?.
Marco Antonio Bustos tiene una opinión distinta.
Lo que le gusta al mexicano, dice, es ver en pantalla a una mujer común y corriente, según se desprende de las encuestas que realiza por medio de su página en internet.
Hace poco filmó un videoclip sui géneris: un chavo comienza a platicar con una joven afuera del metro Ermita y le ofrece 500 pesos por hacer la película, la chava acepta y se van a una habitación.
?Lo que se quiere es ver a la chavita que puede estar al lado tuyo, sin problema. ¡Este video resulta que te lo venden en la piratería como Hoteles de Tlalpan!?, exclama Bustos.
De hecho, considera que la pornografía puede servir a la sociedad mexicana. ?No lo digo yo, sino los países desarrollados. En Suecia por ejemplo, la aparición de una buena educación sexual fue a raíz de la aparición del porno legal. Se ven menos embarazos e infecciones de sida?.
Baja número de películas acreditadas en RTC
En los últimos tres años ha descendido el número de películas pornográficas acreditadas ante la Dirección de Cinematografía de Radio televisión y Cinematografía (RTC), de acuerdo con cifras proporcionadas por el organismo gubernamental.
Mientras que en 2004 se revisaron 457 títulos entre versión DVD, VHS y Exhibición Pública, el año pasado sólo hubo 320 en las secciones mencionadas.
De las 320 películas, Estados Unidos fue el país que más aportó producciones con 170.
Le siguieron Suecia, con 49, y España, con 41. México aparece con tres cintas y para Exhibición Pública. No acreditó versiones en DVD o VHS. Destaca que la única película en formato VHS que aparece en la lista tiene como país de certificación el Reino Unido.
El caso de México es particular, pues de acuerdo con las cifras, las producciones con certificación azteca también han ido disminuyendo con los años.
En 2004 hubo siete títulos, cinco de ellos para VHS, y en 2005 sólo tres, misma cantidad a la registrada el año anterior.
